MUFON 16318

Esta es una publicacion del Diario un periodico Boliviano que de cierto tendra? La NASA rescat1 un OVNI que cayo en 1978 Tema: El Deber Fecha: 10/3/2003 En 1978 gente de la NASA visit1 el pa1s y se llev1 una nave extraterrestre. As1 lo revela un investigador de accidentes de aviaci1n de la Fuerza A1rea Argentina que presenci1 el hecho. Sucedi1 en La Mamora, Tarija.Hace 25 a1os, en la tarde del s1bado 6 de mayo de 1978, se estrell1 un OVNI a 20 kil1metros de la poblaci1n minera La Mamora, departamento de Tarija, en la ladera sud del cerro El Zaire. El extraordinario fen1meno, poco divulgado por el sigilo con que se manej1 la operaci1n de rescate de la nave y su posterior traslado a una base secreta por cient1ficos y oficiales de la Fuerza A1rea estadounidense, fue registrado y estudiado en profundidad por el investigador argentino Pedro Romaniuk, miembro (en retiro) de la Junta Investigadora de Accidentes de Aviaci1n de la Fuerza A1rea Argentina y autor del libro Argentina, tierra bendita (Platillos voladores sobre Am1rica). El estudioso se ocupa del 1caso La Mamora1 en el cap1tulo segundo, subtitulado Cay1 una nave extraterrestre, y da pruebas sustentadas en razonamientos cient1ficos de que el objeto que se estrell1 en las estribaciones del cerro El Zaire no era un meteorito, un sat1lite artificial o un proyectil bal1stico, sino una nave alien1gena. En la tarde del s1bado 6 de mayo de 1978, alrededor de las 4.30, un artefacto met1lico de forma cil1ndrica, que arrojaba humo azulado por la parte posterior, pas1 a poca altura a una velocidad de infarto, se impact1 contra el cerro El Zaire y provoc1 un fort1simo temblor al Sur de Bolivia y en la frontera noroeste de la Rep1blica Argentina. Peque1as caba1as y otras construcciones mayores se sacudieron y en 60 a 70 kil1metros a la redonda estallaron los vidrios. El intens1simo 1rel1mpago o fogonazo1, como nunca antes se hab1a visto, fue observado en un radio aproximado de 150 kil1metros. El cabo Natalio Farf1n Ruiz, uno de los cientos de testigos del fen1meno, pens1 que hab1a llegado el fin del mundo: 1Yo no s1 lo que podr1a haber pasado si el OVNI llega a caer sobre las casas. 1Se imagina? Aqu1 viven unos doscientos ni1os. Ser1an las cuatro y media de la tarde cuando un cilindro lleno de fuego pas1 sobre mi cabeza; segundos m1s tarde se produjo una explosi1n que hizo temblar la tierra. Le juro que fue horrible, cre1 que se ven1a el fin del mundo, pero hab1a que tener valor. Al fin y al cabo yo era la autoridad. La terror1fica explosi1n sacudi1 cientos de kil1metros cuadrados de zona selv1tica, monta1osa y poco poblada. A 250 kil1metros de distancia, las poblaciones argentinas de Or1n, Tartagal, Aguas Blancas y Colonia Santa Rosa percibieron con nitidez la potente explosi1n y el sacud1n s1smico y, a mayor distancia, vieron la intensa luz. Pero dentro de los 150 kil1metros y a pesar de ser a1n de d1a, la luz adquiri1 la magnitud de un v1vido fogonazo que encegueci1 por unos momentos a muchas personas. El objeto se precipit1 desde el espacio 1dotado de una extra1a y descomunal fuerza1 y se estrell1 en las estribaciones del cerro El Zaire, a unos 20 kil1metros de la poblaci1n minera La Mamora, habitada por unas 800 personas, entre campesinos, mineros y comerciantes. En otro cerro denominado El Cabildo, a escasos 30 kil1metros del sector del siniestro, se encontraban efectuando trabajos de prospecci1n tres ingenieros del Banco Minero Boliviano, con sede en La Paz, acompa1ados por Juan Hurtado, agente del Servicio de Inteligencia de la frontera. Los profesionales y el agente, considerados fuentes fiables, fueron testigos del fen1meno y luego declararon en forma terminante: 1Todos quedamos inm1viles y aterrorizados ante la presencia de un artefacto met1lico1 muy extra1o que pas1 silbando sobre nuestras cabezas, a escasos noventa metros de altura. De conformaci1n cil1ndrica, sumamente brillante, y de unos cuatro metros de di1metro y m1s alto que ancho, terminaba en forma c1nica. Sigui1 su trayectoria mientras desped1a humo azulado por su parte posterior, en forma perfectamente visible y clara, hasta chocar violentamente contra la ladera de El Zaire. El fogonazo y la explosi1n fueron tan tremendos que nos hicieron arrojar al suelo, y en ese momento tembl1 toda la tierra1. Los eventos de ese apocal1ptico s1bado, cuando parec1a que hab1a comenzado el 1ltimo d1a del planeta Tierra, generaron un c1mulo de testimonios contundentes de personas de todos los estratos sociales. El gendarme V. Ortega dijo que vio un gigantesco artefacto brillante que m1s tarde, al estrellarse, produjo una gran explosi1n que conmovi1 a la tierra. La maestra enfermera Teresa Eyerbe, que realizaba sus tareas habituales, declar1: 1Mientras me hallaba vacunando a un grupo de ni1os en el Club de Madres de La Mamora, una terror1fica explosi1n con una gran luminosidad sacudi1 el edificio1. Los ni1os lloraban y gritaban despavoridos agrupados tras la maestra, mientras evacuaban al exterior a todos los que fueron sorprendidos adentro. Durante el programa nocturno M1nica Presenta, emitido por Canal 13 de televisi1n, donde se proyectaron durante varios d1as filmaciones efectuadas en el lugar de los hechos, un alto jefe de la Fuerza A1rea Boliviana manifest1 de forma categ1rica que no se trataba de un sat1lite artificial, informaci1n que luego fue confirmada por voceros de la embajada norteamericana en Bolivia y cient1ficos que concurrieron a la zona. Se consider1, con las evidencias recogidas hasta el momento y los testimonios de los estupefactos pobladores de la zona, que el objeto era una nave fabricada por seres inteligentes de otros mundos del universo. El ingeniero V1lez Orozco, que se hallaba realizando tareas para una empresa privada de Tarija, dijo: 1La explosi1n fue mayor que la que produjo un meteorito que cay1 el a1o pasado en la misma regi1n, pero luego de haberse pulverizado en la atm1sfera. Mientras que 1ste era un extra1o objeto cil1ndrico y met1lico de unos cuatro metros de di1metro y forma c1nica en su parte delantera1. La zona selv1tica de las primeras estribaciones del cerro El Zaire fue declarada zona de 1emergencia militar1 por las autoridades de Bolivia y se impidi1 el acceso a los periodistas y particulares. El operador de la Oficina Nacional de Tarija, Mario Puca, inform1 que desde el d1a de la explosi1n todas las comunicaciones ten1an interferencias. Un dato importante y revelador lo proporcionaron varios testigos que dijeron haber observado en dos oportunidades a un segundo objeto efectuar un pasaje sobre el cerro luego del impacto y hacer un seguimiento de cerca al artefacto ca1do. El doctor Orlando Bravo, jefe de la comisi1n de cient1ficos designada por el gobierno de Bolivia, perteneciente a la Facultad de Ciencias Puras de la Universidad Juan Misael Saracho del departamento de Tarija, secundado por el ge1logo Am1rico Zenteno, declar1 (en una emisi1n que se escuch1 hasta Misiones) a trav1s de la red de radioaficionados 1que hab1a sobrevolado el lugar minuciosamente, observando un cilindro sumamente brillante y met1lico en el fondo de la espesa vegetaci1n selv1tica. Toda la zona presentaba un aspecto desolador y t1trico donde probablemente hab1a radioactividad, por lo cual se tomaban medidas de seguridad1. El se1or Walter Ruiz, jefe de Telecomunicaciones de la zona de La Mamora y receptor de todas las informaciones oficiales, manifest1: 3El impacto caus1 p1nico. El gobierno dispuso el env1o de tres aviones para ayudar a la b1squeda. La zona fue declarada de emergencia, por temor a que el artefacto despidiera radiaciones como el sat1lite ruso que cay1 en Canad1. Yo no s1 qu1 ser1, pero les aseguro que es algo grande y que la explosi1n fue tremenda, tanto que hizo temblar el poblado y trastabillar a la gentes1. El Grupo A1reo de Cobertura Militar, con asiento en la base de Tarija, destac1 varios aviones, a los que m1s tarde se agreg1 un helic1ptero, al lugar del impacto. La operaci1n estaba a cargo del teniente coronel Julio Molina Su1rez. Cuando el teniente Osvaldo Prado localiz1 el punto exacto de la colisi1n, se fotografi1 el inusitado y tremendo 3desmoronamiento2 en la ladera Sur del cerro El Zaire, donde un enorme hoyo de unos 300/400 metros, con 400/500 de ancho y m1s o menos 1.500 de largo, quedaba como vestigio indudable del fen1meno. Las rocas gran1ticas y dem1s minerales hab1an desaparecido. Varios peri1dicos (Clar1n y El Tribuno, y otros de Bolivia) anunciaron el 13 de mayo de 1978: 1Un objeto met1lico, ovoide, de 3,5 a 4 metros de di1metro, fue avistado en las estribaciones del cerro El Zaire, plante1ndose una inc1gnita que ha trascendido en forma sensacional al mundo entero: 1se trata de un sat1lite artificial, de un meteorito o de un OVNI? Periodistas del diario El Tribuno de esta ciudad (Salta, Argentina), describieron al objeto como acerado, y advirtieron que la estructura presenta deformaciones, probablemente como resultado del impacto al precipitarse desde la altura. Est1 en una hondonada donde hay una espes1sima vegetaci1n. Pero refleja el sol. Clar1n, el 14 de mayo, agreg1 que el 1rea del fen1meno hab1a sido declarada zona militar y nadie pod1a ingresar. El 14 de mayo, trasladado con urgencia desde Estados Unidos para determinar la naturaleza de la extra1a nave a1rea, lleg1 el primero de los ingenieros de la NASA. La identidad del cient1fico oficial, que en todo momento estuvo acompa1ado por funcionarios de la Embajada de los Estados Unidos en Bolivia, se rode1 del m1s absoluto hermetismo. Como el d1a 14 no pudo efectuar investigaci1n alguna debido a las malas condiciones meteorol1gicas, el 15 de mayo se embarc1 en el aeropuerto de Tarija en un helic1ptero rumbo al lugar de la emergencia, distante a 147 kil1metros y a una hora de vuelo. No fue posible en ning1n momento entrevistarlo ni fotografiarlo y por razones de estricta seguridad se prohibi1, hasta que no regresara a los Estados Unidos, la difusi1n de toda la informaci1n sobre el objeto: identificaci1n, procedencia y finalidad. El 18 de mayo, alrededor de las 14.30 hora local, llegaron en un enorme avi1n turboh1lice de la U.S.A.F. a la base a1rea de Tarija, adem1s de la tripulaci1n, el coronel W. Simmons y el mayor John Heide, pilotos norteamericanos, y fueron recibidos por el comandante de la base, coronel Jorge Molina, con el que mantuvieron, en el mismo aeropuerto, conversaciones en relaci1n al artefacto a1reo ca1do. Luego abordaron el mismo avi1n, levantaron vuelo, se dirigieron hacia el cerro El Zaire, sobrevolaron el lugar y retornaron a la base de Tarija. Al d1a siguiente, una comisi1n cient1fica procedente del lugar donde cay1 la nave, trajo hasta Tarija varias cajas y un enorme bulto envuelto y pesado, que fue levantado por cinco hombres. Utilizando un jeep se traslad1 el material secreto hasta las entra1as del avi1n turboh1lice americano de la U.S.A.F., que luego del embarque del coronel Simmons y el mayor Heide, levant1 vuelo y no regres1 nunca m1s. El 20 de mayo de 1978 se suspendi1 oficialmente la b1squeda del objeto, a tan s1lo ocho d1as del evento que conmocion1 a la comunidad cient1fica del mundo entero. Romaniuk, el estudioso del caso, afirma en su prolijo informe sobre el fen1meno que el objeto fue localizado en la ladera sud del cerro El Zaire, extra1do por un helic1ptero, trasladado al aeropuerto, embarcado en el avi1n de cuatro h1lices y llevado a un laboratorio espacial secreto de los Estados Unidos. Desde ese momento la operaci1n nunca tuvo lugar, no pas1 nada en el cerro El Zaire y nadie sabe nada. Ovnis para a1o nuevo en Santa Cruz En la madrugada del 30 de diciembre de 2002, Marina Lupe Baz1n, madre de cuatro hijos, 30 a1os, avist1 un Objeto Volador No Identificado por la ventana de su cuarto en la casa de su madre, en el barrio 18 de Marzo, Plan 3000. La calurosa y despejada noche del 29 al 30 de diciembre, la mascota de la casa, una perra llamada Linda, ladr1 de manera insistente e ins1lita, como si estuviera aterrada. Una vecina, asustada por los ladridos inusuales de la perra y aterrorizada por las constantes olas de asaltos en la ciudad con v1ctimas fatales, le dijo que tal vez podr1a ser alg1n ladr1n que merodeaba por la zona y le aconsej1 que tuviera mucho cuidado. A la hora de dormir coloc1 sillas al borde de la cama para hacerla m1s espaciosa, acost1 a sus cuatro hijos y apag1 la luz. Marina, aunque a las seis de la ma1ana ten1a una cita de trabajo, no consigui1 dormir. La ansiedad, el calor, los mosquitos y la advertencia de la vecina la manten1an en vigilia total. Con los ojos acostumbrados a la oscuridad, se puso a ordenar una vez m1s la ropa que utilizar1a en la entrevista y luego se pase1 por el cuarto casi en penumbras, apenas iluminado por las luces de la noche clara y sin nubes. A cada momento ve1a c1mo sus hijos, martirizados por los zancudos, en pleno sue1o se manoteaban la cara para espantarlos. En el cuarto, con la puerta cerrada para que no ingresaran m1s mosquitos y para protegerse del presunto ladr1n, se agolpaba un aire caliente enrarecido y sofocante. Era una noche rara, m1s calurosa que nunca, que preludiaba el nacimiento de un nuevo a1o lleno de misterios para Marina Lupe Baz1n, testigo del evento m1s extraordinario de 2002. Para no despertar a sus hijos con la luz del foco, encendi1 una vela y con la leve llama que iluminaba a medias mir1 la hora en un reloj de pared: 1Tres menos veinticinco!, dijo asombrada. Le pareci1 que el tiempo hab1a pasado m1s veloz que de costumbre mientras un insistente insomnio la manten1a en vilo, suspendida en la sofocante madrugada de las 1ltimas horas del a1o. Se sent1 en el borde de la cama, al lado de sus hijos, mir1 por la ventana y divis1 por la malla milim1trica algo que nunca hab1a visto. Un objeto met1lico, de forma discoidal, flotaba en el cielo, a unos 45 grados del horizonte e irradiaba una luz intensa. Sorprendida, obnubilada, en primera instancia pens1 que tal vez podr1a ser un avi1n, pero de inmediato desech1 la hip1tesis porque a este avi1n le faltaban las alas y la forma de avi1n: era un extra1o disco que flotaba, giraba sobre su eje como un trompo y desped1a una intensa luz. Sin perder de vista al extra1o objeto, despert1 a sus hijos con un grito y les pregunt1 si ve1an lo que ella estaba viendo. Los ni1os, asustados por haber sido sacados de un sue1o profundo con una pavorosa orden, continuaban en el limbo de un duermevela que les imped1a racionalizar la situaci1n. Marina se levant1, se acerc1 a la ventana y vio al objeto con total claridad posado en el cielo, sobre el barrio 18 de Noviembre, vertiendo una luz intensa amarilla, 1como las que lanzan las linternas1, y distingui1 ventanillas alrededor de la nave. De manera inesperada aparecieron dos naves id1nticas, se detuvieron cada una separada de las otras a similar distancia y formaron un tri1ngulo perfecto. En ese momento empez1 a sentir miedo, un pavor de que la raptasen: pens1 en sus hijos. Entr1 en p1nico y grit1 aterrada. Varias personas salieron de otros cuartos y fueron al de ella corriendo, con la sospecha de que el presunto ladr1n hab1a dado el golpe que planeaba. Marina sin despegar la vista de los objetos le dijo a uno de sus hijos que les abriera la puerta porque la 1nica posici1n en la casa desde donde se pod1a observar el inusual fen1meno era por la ventana de su cuarto. Pero cuando mir1 m1s arriba sucumbi1 a un p1nico que la enmudeci1 y la condujo a un estado hipn1tico, de asombro total. Una cuarta nave, 3del tama1o de dos lunas llenas2, estaba posada sobre las otras a mayor altura y se preparada para una acci1n imprevisible. Las fracciones de segundo que dur1 esa preparaci1n fueron de infarto, como si el planeta Tierra dependiera de lo que har1an esos extra1os objetos en el cielo cruce1o. Las personas que llegaron a socorrer a Marina, que eran dos parejas de anticresistas, el hermano de ella y un amigo ocasional que se encontraba de visita, mientras esperaban que el ni1o abra la puerta preguntaban asustados qu1 pasaba, por qu1 tanto grito. Marina les dijo desde su estado de asombro completo que hab1a ovnis en el cielo, encima de la casa, sobre la barriada que dormitaba en la v1spera del impredecible 2003. La reacci1n instintiva del hermano de Marina fue encender la luz al vuelo, cuando entraban en tropel. En el momento exacto que accion1 el interruptor, la nave m1s grande, conocida por los uf1logos como nave nodriza, lanz1 tres luces sobre las naves m1s peque1as, las succion1 y desapareci1. Todos, cuando se dieron cuenta que la luz hab1a espantado a las naves, le recriminaron por haberla encendido. Marina, la 1nica que pudo ver los objetos, cree que los tripulantes de las extra1as naves, al percatarse que eran observados desde tierra, se marcharon a una velocidad de v1rtigo porque su probable misi1n era tan s1lo observar a los seres humanos. -------------------------------------------------------------------------------- El autor de este art1culo es Boliviahoy.com Noticas del pa1s Bolivia news bolivian news87 http://www.boliviahoy.com La URL de la Historia es: http://www.boliviahoy.com/article.php?storyid=3645

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